Muchas son las mujeres que requieren nuestros servicios para sincerarse y decir: "No aguanto más, tengo tiempo fingiendo los orgasmos, no quiero seguir así y no sé cómo decírselo".
Por otro lado, también acuden los representantes del género masculino con la otra versión del mismo problema.
Ellos generalmente se quejan diciendo: "Tenemos muy poco sexo, ella nunca quiere, ella no me busca, etc.".
El hombre se manifiesta más preocupado por la frecuencia de las relaciones que por la calidad pero, adelantando un poquito en la conversación, descubrimos que el poco sexo que tienen durante la semana es el resultado de mucho tiempo de "mal sexo"; por lo cual la mujer ante la imposibilidad de alcanzar el orgasmo, lo finge para no decepcionar a su pareja.
La mayoría de las veces se produce una solución de facto, donde llegan a tener relaciones sexuales una vez a la semana como autómatas, sólo para que se acabe el tema de discusión. De esta manera comienza un empobrecimiento de la vida en pareja con pronóstico reservado.
Una pareja que no está disfrutando sus relaciones sexuales padece una disfunción sexual que implica sentir menos deseos de repetir los encuentros sexuales.
Toda disfunción de este tipo necesita ser atendida profesionalmente, el primer paso es admitir que tienen un problema; el segundo, que hay que buscar una solución, porque esta no viene sola.
Las causas de esta disfunción pueden ser varias: bloqueos emocionales, desconocimiento de la sexualidad femenina, educación restrictiva, experiencias traumáticas y conflictos de pareja.
Independientemente de las causas del problema, lo fundamental es que la mujer conozca que el pleno goce de su sexualidad es una función biológica, y si no la ejercita como corresponde, su salud física y mental se verán menoscabadas.
Fingir un orgasmo es engañarse a sí misma.
El deseo de no herir a su pareja nunca puede estar por encima de la honestidad hacia ella misma.
Tener una buena conversación con su pareja y expresarle realmente lo que se quiere sentir ayudarán a la relación; eso sí, le sugiero escoger un momento que no sea cuando están teniendo sexo. El hombre que se encuentra en esta situación debe tener presente que su mujer responde al estímulo sexual con cerebro y hormonas de mujer, es decir que las áreas erógenas y las formas de excitarse son diferentes.
El hombre también debe recordar que el tiempo de excitación de la mujer es más prolongado del que requiere un hombre.
Querido lector, nuestra sexualidad es la función fisiológica y emocional de nuestro cuerpo que más deformaciones ha sufrido por la cultura, la falta de educación y el sexo comercial. Anímese y reconozca que tenemos que aprender.
Por otro lado, también acuden los representantes del género masculino con la otra versión del mismo problema.
Ellos generalmente se quejan diciendo: "Tenemos muy poco sexo, ella nunca quiere, ella no me busca, etc.".
El hombre se manifiesta más preocupado por la frecuencia de las relaciones que por la calidad pero, adelantando un poquito en la conversación, descubrimos que el poco sexo que tienen durante la semana es el resultado de mucho tiempo de "mal sexo"; por lo cual la mujer ante la imposibilidad de alcanzar el orgasmo, lo finge para no decepcionar a su pareja.
La mayoría de las veces se produce una solución de facto, donde llegan a tener relaciones sexuales una vez a la semana como autómatas, sólo para que se acabe el tema de discusión. De esta manera comienza un empobrecimiento de la vida en pareja con pronóstico reservado.
Una pareja que no está disfrutando sus relaciones sexuales padece una disfunción sexual que implica sentir menos deseos de repetir los encuentros sexuales.
Toda disfunción de este tipo necesita ser atendida profesionalmente, el primer paso es admitir que tienen un problema; el segundo, que hay que buscar una solución, porque esta no viene sola.
Las causas de esta disfunción pueden ser varias: bloqueos emocionales, desconocimiento de la sexualidad femenina, educación restrictiva, experiencias traumáticas y conflictos de pareja.
Independientemente de las causas del problema, lo fundamental es que la mujer conozca que el pleno goce de su sexualidad es una función biológica, y si no la ejercita como corresponde, su salud física y mental se verán menoscabadas.
Fingir un orgasmo es engañarse a sí misma.
El deseo de no herir a su pareja nunca puede estar por encima de la honestidad hacia ella misma.
Tener una buena conversación con su pareja y expresarle realmente lo que se quiere sentir ayudarán a la relación; eso sí, le sugiero escoger un momento que no sea cuando están teniendo sexo. El hombre que se encuentra en esta situación debe tener presente que su mujer responde al estímulo sexual con cerebro y hormonas de mujer, es decir que las áreas erógenas y las formas de excitarse son diferentes.
El hombre también debe recordar que el tiempo de excitación de la mujer es más prolongado del que requiere un hombre.
Querido lector, nuestra sexualidad es la función fisiológica y emocional de nuestro cuerpo que más deformaciones ha sufrido por la cultura, la falta de educación y el sexo comercial. Anímese y reconozca que tenemos que aprender.
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