La sociedad es de la mujer. Hubo un tiempo en que era del hombre. Puramente masculina. Hoy, según cree el sociólogo francés Alain Touraine (1925), ya no. La mujer ha adelantado al hombre y se ha hecho con los mandos. Al menos en el plano subjetivo. Y a él ya sólo le queda poner los ojos como platos, fruncir el ceño y a veces dar un puñetazo en la mesa. De mal perdedor.
Pero, ¿qué ha pasado en las últimas décadas para que se haya producido este cambio? Para Touraine, que ha plasmado estas ideas en su reciente ensayo El mundo de las mujeres (Paidós) tras numerosas conversaciones con diferentes féminas, hay un hecho clave: ellas han tomado conciencia de sí mismas, de lo que les gusta, de lo que no, de lo que quieren hacer y de lo que realmente son. "Tras una etapa de movilización social, poco a poco la mujer empezó a dedicarse más tiempo y eso produjo un cambio de perspectiva, ya que empezó a dejar de sentirse víctima de una desigualdad y una brutalidad para empezar a decir yo", explica el sociólogo. Es decir, eso que se llamó feminismo ya no es un movimiento a la contra de, sino hacia dentro de ellas mismas.
Liberación sexual
Los términos que a veces utiliza la sociología pueden ser obtusos. De hecho, Touraine no se cansa de repetir en su libro conceptos como la subjetividad (yo misma, y punto, podría ser la traducción) o el esfuerzo de socialización e individualización que está desarrollando la mujer. Sin embargo, esto tiene fácil sentido con un ejemplo que da el propio Touraine: "Para explicar esto, sólo hay que ver que la mayoría de las personas que piden el divorcio son mujeres y no lo hacen porque piensan en lo sufrido, sino por su liberación".
Al hilo de esta última palabra aparece otro de los pivotes del pensamiento que ha llevado al sociólogo a hablar de la mujer como alguien que hoy está por encima del hombre: la afirmación de su sexualidad. "Las mujeres están utilizando su sexualidad como un elemento de construcción de su personalidad y eso les hace superiores. De hecho, consideran que la relación con el hombre no es un fin, sino un instrumento para transformar la relación que tienen consigo mismas", afirma. En otras palabras: la mujer no seduce al hombre, sino que lo que hace es seducirse a sí misma.
"Si el obrero tenía como fuerza el trabajo, la mujer ha echado mano de la sexualidad y además, ha sido capaz de combinarla con su vida pública. Esto significa que ha sabido conjugar el placer y responsabilidad, algo a lo que el hombre no ha llegado", explica.
Por supuesto para Touraine aún queda mucho por recorrer. "El hombre todavía tiene el poder, el dinero, pero está perdiendo muchas cosas. Una de ellas, la palabra", dice. Y eso es muy peligroso.
El posfeminismo: cuando la lucha sale del espectro político
El vituperado o entronizado concepto del ‘feminismo’ ha pasado a la historia. Para Alain Touraine es un término que hoy carece de sustancia, porque la lucha de la mujer ha perdido todo su carácter político. “Las mujeres de mi generación son las que emprendieron la batalla feminista, que consistía en una idea de lucha y de movilización contra determinadas leyes y costumbres. Hoy eso ha cambiado”, explica Touraine. Así, lo que ha surgido ahora es el posfeminismo, un concepto que señala el interior de la mujer y que no tiene nada que ver con el espectro político. “Ya se ha constatado y demostrado que una mujer no saca más votos de las mujeres que un hombre. Además, es en el ámbito político donde más retrasos se están viendo. Por ejemplo, fue el socialista Laurent Fabius quien le dijo a Ségòlene Royal qué pasaría con sus hijos si era elegida presidenta de Francia”, señala el sociólogo. ¿Y qué pasa con imágenes como la de una ministra de Defensa? “Nada, sólo demuestra que no hay profesiones ni de mujeres ni hombres”, afirma Touraine.
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