¿Qué se puede hacer para evitar la impotencia?

jueves, 30 de agosto de 2007


Hasta hace muy poco la palabra impotencia evocaba un fantasma en la cabeza de la mayoría de los hombres. Todos en su peor pesadilla se ven a sí mismos con la mujer de sus sueños, y en el momento cumbre, el enanito calvo decide hacer huelga de brazos caídos. La disfunción erectiva o eréctil, que es como los científicos llaman a la impotencia, se define como la incapacidad para lograr y mantener una erección adecuada que permita una relación sexual satisfactoria.

Veamos un poco de anatomía. El pene es un tubo formado por dos mitades soldadas; en su interior nos encontramos con una zona muy elástica de tejido muscular, unos cuerpos cavernosos donde se alojan unos cuerpos esponjosos que son de un tejido capaz de absorber gran cantidad de sangre, cuando estos cuerpos empiezan a llenarse comprimen las venas de retorno haciendo que entre más sangre de la que sale, este mecanismo produce una hinchazón que provoca en el pene un aumento hasta de cuatro veces en su tamaño y grosor.

Los causantes de este fenómeno son tres: el primero es una hormona, un neurotransmisor que partiendo del cerebro llega a través de la sangre y hace que los cuerpos esponjosos, que en condiciones normales están profundamente comprimidos, se expandan y empiecen a acumular sangre.

Esto quiere decir en lenguaje llano que el pene cuando está en reposo está siendo excitado por una orden continua que recibe del cerebro y necesita que esa orden sea inhibida para que la erección se produzca. Por eso, en cuanto se produce una falta de oxigeno en el cerebro o se produce la muerte cerebral se desencadena automáticamente una erección (recordemos el famoso dicho: "Todos los ahorcados, mueren empalmados").

El segundo es un problema de vascularización, es decir, de cañerías. Si las cañerías están atascadas y no llega suficiente sangre al pene, la erección será poco consistente o desaparecerá. Y el tercero es de nervios, si los nervios que producen la erección están averiados o cortados tampoco la habrá. Esto es lo que sucede en los enfermos de diabetes, en los lesionados medulares y en algunos operados de próstata. Además de todo esto, también influye un factor psicológico el que desencadena el deseo sexual necesario para que todo este fenómeno se produzca.

Uno de cada cuatro

La medicina ha estado buscando desde los tiempos más remotos un remedio para este mal que afecta al 25% (uno de cada cuatro) de los hombres a partir de los 40 años y al 33% (uno de cada tres) a partir de los sesenta años. Al último rey español de la estirpe de Austria, el que pasó a la historia con el nombre de Carlos II "El Hechizado", le fue imposible consumar su matrimonio porque su pene duraba tan poco erecto y la eyaculación se producía tan rápida (a veces con el pene fláccido) que no le daba tiempo a llegar a la cámara de la reina. No sabemos cuál era la causa de su problema, pero posiblemente si Carlos II hubiera vivido en nuestro tiempo la casa de Austria seguiría reinando en España.

Hasta hace poco el tratamiento contra la disfunción erectiva se centraba en inyecciones intracavernosas. El método disponible en España desde 1992 consiste en la aplicación de un vasodilatador directamente en los cuerpos cavernosos del pene con una pequeña jeringuilla como las que suelen usar los insulinodependientes, es decir, los diabéticos que necesitan insulina para vivir.

Dado que la mayoría de los pacientes se sientes incapaces de pincharse en el pene, los laboratorios han desarrollado un supositorio uretral, un pequeño cilindro de medicamento que se introduce en la uretra y que se absorbe por la piel de la pared uretral y de allí pasa a los cuerpos interiores del pene donde estimulan la erección. La eficacia de este último método es mucho menor.

Otras soluciones

Donde las inyecciones no surten efecto entonces se recomiendan medios mecánicos. Quizás los más espectaculares sean los aparatos de vacío. Son unas bombas manuales de forma cilíndrica en cuyo interior se introduce el pene. A continuación se bombea el aire y se hace un vacío, cuya presión obliga a la sangre a fluir hacía el interior del pene. Cuando la erección es la deseada, se coloca una banda constrictora en la base del órgano para impedir que la sangre retorne al cuerpo y se procede a la penetración, la banda hay que quitarla antes de 30 minutos, porque la sangre retenida en el interior del pene sin el oxigeno necesario pude producir la muerte de los tejidos del pene.

Si estas estrategias fallan también quedaba el recurso de la cirugía. Las prótesis son aparatos que se introducen en el interior del pene, algunos producen el efecto de una semierección constante y otros por un mecanismo de bombeo alojado en la ingle o en los testículos producen unas erecciones casi naturales. Todas estas técnicas resultan útiles, pero cada una tiene sus propias desventajas, la más importante de ellas es la necesidad de una preparación que puede hacer que la relación se convierta en algo poco espontáneo o muy desagradable como lo es el ver como tu pareja se mete un pico en el pene en plena euforia.

La píldora masculina

ero ahora parece que todos estos problemas han quedado resueltos con éxito gracias a un medicamento, fácil de usar, es una píldora azul, que no tiene, de momento graves contraindicaciones, sólo produce en algunos pacientes dolor de cabeza, enrojecimiento de la piel a la exposición a la luz y coloración azul en la mucosa de los ojos, lo que hace que en vez de ver la vida de color de rosa se vea de color azul.

El aspecto positivo del medicamento es que funciona exactamente como lo hace el pene estando sano. Basta con tomar una pequeña píldora azul de media a una hora antes de la penetración para que esté garantizada una erección potente y sostenida, lo mejor es que no produce erecciones espontáneas no deseadas, actúa asociada al deseo sexual, si no hay deseo no hay erección, es decir, que si un hombre se la toma pensando que va a haber rollo y no lo hay, no hay peligro de que se le produzca una desagradable erección, y el tiempo que dura esta, es exactamente el correspondiente al coito y al orgasmo, cuando se produce la eyaculación la erección desaparece de una forma completamente natural, y si se vuelven a tener ganas dentro de las cuatro horas que permanece la droga en el tejido del pene se pueden tener las relaciones que el deseo sexual desee.

¡Quién iba a pensar que la "píldora masculina" no sería un anticonceptivo sino un remedio contra la impotencia!

1 comentario:

Anónimo dijo...

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