A los hombres y a las mujeres les gusta utilizar material erótico en mayor o menor medida, según las preferencias individuales; ya se trate de dispositivos visuales, acústicos, o de cualquier otro tipo.
Aunque puede suceder con cualquier tipo de estímulo erótico, el material visual tiene un inconveniente de cierta trascendencia, que suele ser extremadamente repetitivo, rutinario y, finalmente, aburrido. Por eso, unos y otras gustamos de contemplar variaciones para no aburrirnos. Y, en eso, el sexo de cada cual influye a la hora de elegir el tipo de variación que les gustaría que se produjera.
Mientras las mujeres prefieren (no exclusivamente, pero sí como opción más deseable) que los mismos personajes hagan cosas distintas, aunque haya espacios sin actividad de por medio, los hombres prefieren (repito: como opción no excluyente) que diferentes personajes pasen frente a sus ojos, aunque hagan las mismas cosas.
Las mujeres optan por la diversidad de las actividades contempladas, mientras que los hombres se inclinan por la diversidad de las personas aunque todas hagan lo mismo.
Eso justifica que haya hombres que consuman con cierta reiteración este tipo de material. Porque les gusta ver a diferentes personas aunque hagan las mismas cosas.
Los hombres suelen acercarse al material erótico gráfico con dos intenciones diferenciadas:
Una de ellas, es la mera curiosidad. Ver cómo es una determinada mujer desnuda o cómo hace determinada cosa. No les mueve tanto un interés sexual, como el afán de alegrar la vista con unas imágenes atractivas. Es el mismo tipo de entusiasmo que muestran los aficionados a las motocicletas contemplando fotografías de los últimos modelos que salen al mercado.
La otra intención ya es puramente erótica. Es decir, se busca la excitación tras la contemplación de los estímulos visuales pertinentes (un desnudo, una actividad sexual concreta, o varias de ellas).
En el primer caso, no siempre se produce una excitación sexual directa, pues no es esa la finalidad de la aproximación al material erótico, aunque podría llegar a producirse. Habitualmente, el sujeto que se entretiene de esta manera, luego retoma sus actividades sin más. Otras veces, si se ha producido la excitación, puede buscar desahogo sexual con alguna persona o de modo autónomo.
Pero en el segundo caso, donde se busca la excitación, la sesión suele terminar siempre con una actividad autoerótica; porque esa era la intención que se tenía desde el principio.
Si bien los hombres disfrutan mucho de las escenas eróticas indirectas y románticas, prefieren ver las que son más directas, aunque no se vean necesariamente los genitales en acción, y más cuando sí se ven.
Los hombres heterosexuales se encienden con mayor rapidez e intensidad cuando contemplan escenas eróticas que implican a miembros del otro sexo, que cuando los personajes son de su mismo sexo.
Tal y como le sucede a las mujeres con respecto a los hombres, a los hombres, la escena de contenido sexual que más les excita es:
. Aquella donde una mujer se masturba.
. La escena donde dos mujeres interactúan sexualmente.
. Sexo en grupo intenso (tres hombres y tres mujeres, por ejemplo)
. Sexo en grupo moderado (dos hombres y una mujer)
. Sexo entre un hombre y una mujer, aunque el hombre maltrate a la mujer (a las mujeres también les excita esta escena)
. Finalmente, el sadomasoquismo moderado y el sadomasoquismo duro.
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