Como veníamos diciendo hay múltiples confusiones con respecto a los genitales femeninos.
Además de no poder acceder a tocarla más que para el aseo ni a verla tenemos el conjunto de denominaciones populares tan interminable como el infinito, es como si en vez de fuente de placer fuese todo un problema la vulva. Veamos a título de ejemplo alguno de sus nombres: lechuguita, cuchuflita, porota, cola de adelante, panocha, papaya, raja, chucha, cachucha, frena, chocho, coño, conejo, almeja, cosita, la de abajo. . . siendo la más popular en Argentina: concha.
A tal punto llega la necesidad de asexuación de los genitales femeninos que se constituye en aquello que no debe ser mencionado ni siquiera con el nombre científico.
La denominación científica es vulva, como decíamos mas arriba, se le suele llamar equivocadamente vagina, siendo esta justamente la parte interna de la vulva que la conecta con los órganos de reproducción, cuya entrada o vestíbulo vaginal se ve en el gráfico.
Sus partes:
· Labio mayor (los labios exteriores)
· Labio menor (los labios interiores)
· Clítoris
· Capucha del clítoris
· Uretra
· Vagina
Es usual que la mujer ni conozca visualmente su propia vulva, cuestión que tan solo se puede lograr mediante un espejo, también hay una buena cantidad que no se animan a conocer tactilmente ni su vulva y menos aún su vagina. Estas inhibiciones atentan contra la sexualidad plena.
El conocer visualmente la vulva es sumamente importante, también lo es conocer el tacto de la misma, las zonas más sensibles – en especial clítoris y punto g - y como se estimulan para aumentar la excitación.
Otro atributo que suele ser muy deformado es el olor, el olor natural de la vulva es a menudo tomado como suciedad, no estamos hablando de un olor a suciedad, estamos hablando de un baño diario. El descrédito en que ha caído el olor a vulva empobrecen la sexualidad a la hora de ir a lavarse interrumpiendo para ello el acto sexual, lo que enfría la relación y justamente es uno de los factores de excitación para el hombre (además no es sano orgánicamente lavarse a menudo, esto se consulta con profesional de ginecología).
Nombrar, tocar-toquetear, oler, sentir por sí misma a la vulva es muy gratificante, fortalece la identidad personal y deriva en libertad y espontaneidad en la sexualidad para que todo esto se pueda compartir con el compañero sexual y las relaciones puedan ser altamente gratificantes.
Además de no poder acceder a tocarla más que para el aseo ni a verla tenemos el conjunto de denominaciones populares tan interminable como el infinito, es como si en vez de fuente de placer fuese todo un problema la vulva. Veamos a título de ejemplo alguno de sus nombres: lechuguita, cuchuflita, porota, cola de adelante, panocha, papaya, raja, chucha, cachucha, frena, chocho, coño, conejo, almeja, cosita, la de abajo. . . siendo la más popular en Argentina: concha.
A tal punto llega la necesidad de asexuación de los genitales femeninos que se constituye en aquello que no debe ser mencionado ni siquiera con el nombre científico.
La denominación científica es vulva, como decíamos mas arriba, se le suele llamar equivocadamente vagina, siendo esta justamente la parte interna de la vulva que la conecta con los órganos de reproducción, cuya entrada o vestíbulo vaginal se ve en el gráfico.
Sus partes:
· Labio mayor (los labios exteriores)
· Labio menor (los labios interiores)
· Clítoris
· Capucha del clítoris
· Uretra
· Vagina
Es usual que la mujer ni conozca visualmente su propia vulva, cuestión que tan solo se puede lograr mediante un espejo, también hay una buena cantidad que no se animan a conocer tactilmente ni su vulva y menos aún su vagina. Estas inhibiciones atentan contra la sexualidad plena.
El conocer visualmente la vulva es sumamente importante, también lo es conocer el tacto de la misma, las zonas más sensibles – en especial clítoris y punto g - y como se estimulan para aumentar la excitación.
Otro atributo que suele ser muy deformado es el olor, el olor natural de la vulva es a menudo tomado como suciedad, no estamos hablando de un olor a suciedad, estamos hablando de un baño diario. El descrédito en que ha caído el olor a vulva empobrecen la sexualidad a la hora de ir a lavarse interrumpiendo para ello el acto sexual, lo que enfría la relación y justamente es uno de los factores de excitación para el hombre (además no es sano orgánicamente lavarse a menudo, esto se consulta con profesional de ginecología).
Nombrar, tocar-toquetear, oler, sentir por sí misma a la vulva es muy gratificante, fortalece la identidad personal y deriva en libertad y espontaneidad en la sexualidad para que todo esto se pueda compartir con el compañero sexual y las relaciones puedan ser altamente gratificantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario