Pregunta: La idea de tocar mis genitales siempre fue dificultosa para mi. Me cuesta hablar con mi esposo sobre estas cuestiones. He oído que sabiendo como lograr el placer por uno mismo, uno puede disfrutar mejor del sexo con su pareja. ¿podrían darme algunos consejos sobre como empezar con esta práctica? --M.
Respuesta: Lo que haga para lograr el placer, es como un regalo para su cuerpo. Con la masturbación, tanto hombres como mujeres pueden tener una imagen más positiva de si mismos, experimentar la sexualidad, y comprometerse en un acto de amor con uno mismo. También puede ofrecer una mayor libertad sexual, y fundamentalmente, aprendiendo como responde su cuerpo, podrá compartir estos conocimientos con su pareja.
Su mala disposición hasta ahora no es inusual. Nuestros sentimientos negativos hacia la masturbación datan de los tiempos de la Reina Victoria, cuando fue considerado una forma de “abuso propio” que podría retardar el crecimiento, afectar la inteligencia, la moral, y debilitarlo físicamente. Crecimos sintiendo vergüenza y culpa por esas actitudes.
Aparentemente, ahora está usted dispuesta a salir del pasado, y puede invitarse a experimentar uno de los mayores placeres que el cuerpo puede darle. Su viaje comienza cuando USTED está por sobre todas las cosas. Debe sentir el derecho de desarrollar su sexualidad, y debe verse a si misma como importante.
Los siguientes ejercicios deberían serle de ayuda: Para comenzar, realícelos por lo menos dos veces durante tres o cuatro semanas aproximadamente. Escoja algún momento en el que no esté muy cansada y tenga un nivel de energía alto. Cree una atmósfera sensual y relajada trayendo a su habitación flores frescas y velas de colores. Empiece con los ejercicios solo cuando se sienta lista.
Comience siempre con un baño para relajarse, no necesariamente como los que habitualmente toma para higienizarse. Luego, preferiblemente en ropa de baño, use sus propias manos para sentir la piel contra la piel.
Mueva la mano lentamente, sensualmente, sin perderse ninguna de las sensaciones que experimenta. Vuélvase amiga de su cuerpo: una imagen positiva de si misma promueve una buen respuesta sexual.
En los primeros momentos, luego del baño, párese desnuda frente a un gran espejo. De un vistazo a su cuerpo de pies a cabeza, y piense, ¿"Qué me gusta de mi cuerpo? ¿Qué no me gusta?"
Además, tómese tiempo tocándose todo su cuerpo. Imagine que usted vino de otro planeta y aterrizó en su cuerpo por primera vez. Sienta la piel, los músculos y huesos de sus brazos, piernas y abdomen.
En la segunda semana, continué con los baños pero ahora enjabonándose manualmente los bellos púbicos. Después de eso, aplique una loción o aceite en todo su cuerpo. Luego, utilice un espejo de mano para mirar cuidadosamente sus genitales. Note su textura y color. Si en algún punto usted se siente disgustada, frene. Comience nuevamente solo cuando esas sensaciones desaparezcan. Sea paciente.
Cuando comience nuevamente, focalice su área genital, especialmente el clítoris. Explore estimulándose con varios tipos de caricias y presiones mientras se concentra en fantasías o situaciones eróticas vividas en el pasado. Estos "afrodisíacos mentales" sirven para estimular sus pensamientos y elevar su mente y cuerpo, en dirección al placer sexual. Recuerde: Está hallando y aprendiendo la misión.
Continúe con los baños. Además de sus genitales, toque otras partes de su cuerpo. Usted sabe qué es lo mejor para usted cuando desea excitarse y sentir placer; continúe explorando hasta descubrir como lograr las mejores sensaciones. No se olvide de los "afrodisiacos mentales" para focalizar sus sentimientos más sensuales.
Piense que está haciendo el amor con un amante infinitamente paciente, y dispuesto a hacer absolutamente todo lo que usted desee. O puede imaginarse a si misma como la mujer más sensual del mundo enseñándole a un amante sin experiencia el arte de complacer a una mujer.
Cuando estimule su clítoris, contraiga sus músculos, y, si lo desea, llegue al orgasmo. Puede planear como integrar estas nuevas destrezas cuando haga el amor con su pareja.
Si usted va paso a paso, se encontrara más liberada sexualmente, teniendo más conocimientos de si misma, aceptando su propia sexualidad, y participando en el comienzo de una vida más placentera.
Autor: Maribel Pinzón
Respuesta: Lo que haga para lograr el placer, es como un regalo para su cuerpo. Con la masturbación, tanto hombres como mujeres pueden tener una imagen más positiva de si mismos, experimentar la sexualidad, y comprometerse en un acto de amor con uno mismo. También puede ofrecer una mayor libertad sexual, y fundamentalmente, aprendiendo como responde su cuerpo, podrá compartir estos conocimientos con su pareja.
Su mala disposición hasta ahora no es inusual. Nuestros sentimientos negativos hacia la masturbación datan de los tiempos de la Reina Victoria, cuando fue considerado una forma de “abuso propio” que podría retardar el crecimiento, afectar la inteligencia, la moral, y debilitarlo físicamente. Crecimos sintiendo vergüenza y culpa por esas actitudes.
Aparentemente, ahora está usted dispuesta a salir del pasado, y puede invitarse a experimentar uno de los mayores placeres que el cuerpo puede darle. Su viaje comienza cuando USTED está por sobre todas las cosas. Debe sentir el derecho de desarrollar su sexualidad, y debe verse a si misma como importante.
Los siguientes ejercicios deberían serle de ayuda: Para comenzar, realícelos por lo menos dos veces durante tres o cuatro semanas aproximadamente. Escoja algún momento en el que no esté muy cansada y tenga un nivel de energía alto. Cree una atmósfera sensual y relajada trayendo a su habitación flores frescas y velas de colores. Empiece con los ejercicios solo cuando se sienta lista.
Comience siempre con un baño para relajarse, no necesariamente como los que habitualmente toma para higienizarse. Luego, preferiblemente en ropa de baño, use sus propias manos para sentir la piel contra la piel.
Mueva la mano lentamente, sensualmente, sin perderse ninguna de las sensaciones que experimenta. Vuélvase amiga de su cuerpo: una imagen positiva de si misma promueve una buen respuesta sexual.
En los primeros momentos, luego del baño, párese desnuda frente a un gran espejo. De un vistazo a su cuerpo de pies a cabeza, y piense, ¿"Qué me gusta de mi cuerpo? ¿Qué no me gusta?"
Además, tómese tiempo tocándose todo su cuerpo. Imagine que usted vino de otro planeta y aterrizó en su cuerpo por primera vez. Sienta la piel, los músculos y huesos de sus brazos, piernas y abdomen.
En la segunda semana, continué con los baños pero ahora enjabonándose manualmente los bellos púbicos. Después de eso, aplique una loción o aceite en todo su cuerpo. Luego, utilice un espejo de mano para mirar cuidadosamente sus genitales. Note su textura y color. Si en algún punto usted se siente disgustada, frene. Comience nuevamente solo cuando esas sensaciones desaparezcan. Sea paciente.
Cuando comience nuevamente, focalice su área genital, especialmente el clítoris. Explore estimulándose con varios tipos de caricias y presiones mientras se concentra en fantasías o situaciones eróticas vividas en el pasado. Estos "afrodisíacos mentales" sirven para estimular sus pensamientos y elevar su mente y cuerpo, en dirección al placer sexual. Recuerde: Está hallando y aprendiendo la misión.
Continúe con los baños. Además de sus genitales, toque otras partes de su cuerpo. Usted sabe qué es lo mejor para usted cuando desea excitarse y sentir placer; continúe explorando hasta descubrir como lograr las mejores sensaciones. No se olvide de los "afrodisiacos mentales" para focalizar sus sentimientos más sensuales.
Piense que está haciendo el amor con un amante infinitamente paciente, y dispuesto a hacer absolutamente todo lo que usted desee. O puede imaginarse a si misma como la mujer más sensual del mundo enseñándole a un amante sin experiencia el arte de complacer a una mujer.
Cuando estimule su clítoris, contraiga sus músculos, y, si lo desea, llegue al orgasmo. Puede planear como integrar estas nuevas destrezas cuando haga el amor con su pareja.
Si usted va paso a paso, se encontrara más liberada sexualmente, teniendo más conocimientos de si misma, aceptando su propia sexualidad, y participando en el comienzo de una vida más placentera.
Autor: Maribel Pinzón
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