El 66,2% de los encuestados se separaría de su pareja si descubre que fueron engañados, según una encuesta digital revelada por la revista Uno
El engaño es una de las causas más comunes de crisis o rupturas definitivas en la pareja. El dilema es: separarse o perdonar y perdonarse a sí mismo.
Para Andrés Gottfried, master of Science en Psicología, "ante un engaño se experimentan ocho fases, similares a cualquier duelo: en las primeras cuatro etapas la noticia provoca un shock, luego siguen la negación, la cólera, y una transacción o comercio de cómo me las arreglo ahora. Es decir, el engañado se asombra, medita: Esto no puede ser posible, no me está pasando a mí, le da rabia, y se confronta a la realidad pensando: ¿Me separaré?", explica el profesional.
Algunas parejas se divorcian en este lapso. Más tarde la aceptación de creer que como engañado, también se tuvo una responsabilidad, por lo que se tiende a buscar nuevas situaciones que hagan gozar la vida y finalmente, descubrir un sentido a la infidelidad.
"Preguntar detalles de cómo fue el desliz no aporta a reconstruir una relación, más bien eleva la fantasía y los sentimientos bloqueantes", destaca Gottfried.
"Les he hecho terapia a matrimonios que descubren que antes del engaño estaban distantes y deciden que no quieren seguir así", contó el especialista.
Suele creerse que el amor impide que la infidelidad ocurra. Sin embargo, en relaciones donde hay mucho amor también puede presentarse.
El amor disminuye las probabilidades, pero no garantiza la total fidelidad. Así como tampoco lo asegura la intensa vida sexual que pueda llevar un matrimonio. Personas que se llevan bien en la cama pueden ser infieles por otras carencias, por encontrarse en una ocasión de alto peligro, cediendo ante la tentación o bien por sentimientos como venganza, resentimiento o simple curiosidad que propicien este tipo de aventuras.
Sin embargo, cuesta entender que si se quiere bien, se incurra en engaño. Pero Gottfried esclareció que el amor también puede diluirse. La receta es volver a encontrar el apego que hubo en un principio.
El psicólogo destaca que cuando una copa de cristal se quiebra, ni el mejor pegamento evita que al mirarla al sol se vea trizada.
"Las parejas –puntualizó– son frágiles como una copa y el sol invita a rever una relación. Si bien la trizadura está allí, la copa aún contiene el líquido y puede fundirse con fuego para que sea más bella. La clave es renunciar a la trizadura y perdonar, aunque olvidar sea imposible".
Para Andrés Gottfried, master of Science en Psicología, "ante un engaño se experimentan ocho fases, similares a cualquier duelo: en las primeras cuatro etapas la noticia provoca un shock, luego siguen la negación, la cólera, y una transacción o comercio de cómo me las arreglo ahora. Es decir, el engañado se asombra, medita: Esto no puede ser posible, no me está pasando a mí, le da rabia, y se confronta a la realidad pensando: ¿Me separaré?", explica el profesional.
Algunas parejas se divorcian en este lapso. Más tarde la aceptación de creer que como engañado, también se tuvo una responsabilidad, por lo que se tiende a buscar nuevas situaciones que hagan gozar la vida y finalmente, descubrir un sentido a la infidelidad.
"Preguntar detalles de cómo fue el desliz no aporta a reconstruir una relación, más bien eleva la fantasía y los sentimientos bloqueantes", destaca Gottfried.
"Les he hecho terapia a matrimonios que descubren que antes del engaño estaban distantes y deciden que no quieren seguir así", contó el especialista.
Suele creerse que el amor impide que la infidelidad ocurra. Sin embargo, en relaciones donde hay mucho amor también puede presentarse.
El amor disminuye las probabilidades, pero no garantiza la total fidelidad. Así como tampoco lo asegura la intensa vida sexual que pueda llevar un matrimonio. Personas que se llevan bien en la cama pueden ser infieles por otras carencias, por encontrarse en una ocasión de alto peligro, cediendo ante la tentación o bien por sentimientos como venganza, resentimiento o simple curiosidad que propicien este tipo de aventuras.
Sin embargo, cuesta entender que si se quiere bien, se incurra en engaño. Pero Gottfried esclareció que el amor también puede diluirse. La receta es volver a encontrar el apego que hubo en un principio.
El psicólogo destaca que cuando una copa de cristal se quiebra, ni el mejor pegamento evita que al mirarla al sol se vea trizada.
"Las parejas –puntualizó– son frágiles como una copa y el sol invita a rever una relación. Si bien la trizadura está allí, la copa aún contiene el líquido y puede fundirse con fuego para que sea más bella. La clave es renunciar a la trizadura y perdonar, aunque olvidar sea imposible".
1 comentario:
Noooo, la formula es que no te atrapen y jamas, jamas confesarlo.
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