¿En qué consiste el Kama Sutra?

Kama Sutra quiere decir "hacer el amor" y esto es algo más que "tener relaciones sexuales". "Hacer" quiere decir construir o edificar, "tener" quiere decir poseer y en ese verbo encontramos algo de egoísta, de autosuficiente y desde que Burton y Arbuthnot publicaran, por primera vez, en 1883, una traducción al inglés del Kama Sutra, numerosas ediciones y reflexiones se han hecho sobre el antiguo arte de "hacer el amor", de construir entre dos o más un mundo erótico a mayor gloria de Kama, ese bondadoso dios que nos deja entrever el Paraíso en esta tierra, el dios de la voluptuosidad y la sabiduría a través de la emoción sexual.

El Kama Sutra ha sido estudiado, glosado, reinventado, denostado, millones de veces, pero nunca se ha comentado para los hombres y las mujeres de hoy, que piensan en sexo de manera diferente a como lo hacían los indios para los que fue escrito, la enajenada relación de los cuerpos no tiene sexo ni edad, la pasión sexual solo se expresa ante el objeto deseado y ese objeto no está en nuestra mano el elegirlo, está grabado en nuestro mapa cerebral desde las más tempranas etapas de la infancia, incluso, posiblemente, desde los albores de la Humanidad cuando apenas éramos distintos de los monos a los que tanto nos parecemos.

El Kama Sutra, no es tan explícito en la expresión del sexo como la publicidad nos ha hecho suponer, habla también de pasión, de amor y de muchas cosas más y aunque podamos relacionarnos sexualmente con muchas personas, a menos que hayamos desarrollado un grado suficiente de pasión y de complicidad con estas personas, no conseguiremos ni rozar siquiera el verdadero significado de los objetivos de Kama.

El kama se define como: "el disfrute de los objetos apropiados a través de los cinco sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, incluyendo tanto la mente como el sentimiento". Ateniéndonos a esta definición la idea de kama tiene tanta importancia para nosotros como la tuvo para los indios orientales para los que fue escrito.

Historia

El Kama Sutra se debió recopilar y escribir entre los años 100 y 400 de nuestra era, cuando en Grecia gobernaba Pericles y Roma desarrolló todo su potencial guerrero y político, en una India de la que ni los propios indios se acuerdan ya. Fueron los tiempos de la consolidación de los estados feudales y del establecimiento de unas clases guerreras dominantes y ociosas a la sombra del comercio de la seda, la cerámica y las especias que venían de la China en largas caravanas cruzando las poderosas montañas de la cordillera del Himalaya.

El ideal del noble, en aquellos tiempos de abundancia, era disfrutar de los placeres terrenales, para ello se rodeaba de buenos amigos y hacía un arte de cada una de sus necesidades, la comida, la bebida, el amor, la poesía, la pintura y la música florecían en aquellas esplendorosas cortes. (No en vano lujuria viene de lujo...). Y se empezaron a escribir libros para enseñar a vivir con más placer, libros sobre gastronomía, pintura, música, poesía y sexo.

Salud, dinero y amor

Vatsyayana explica en su Kama Sutra que la felicidad consiste en la adquisición de tres cosas: dharma, artha y kama. El dharma es el desarrollo del espíritu religioso, el artha la conservación y desarrollo de las riquezas y el kama el placer sexual, el amor. Estas tres cosas siguen siendo importantes dos mil años después, aunque dharma parece haber pasado a un segundo plano, artha y kama siguen estando presentes en los deseos de todos.

Salud, dinero y amor... es lo que piden todos los ciudadanos si se les pregunta que es lo que necesitan para ser felices, posiblemente los indios creían que la salud era un problema de rango espiritual y por eso la encomendaban al buen hacer de los dioses y ese es el verdadero significado de dharma. La diferencia es que hoy los deseos se han democratizado. En aquellos tiempos solo los nobles podían aspirar a una vida mejor, ahora somos todos los que queremos ser felices y tener el dinero suficiente para disfrutar de la vida y a casi todos nos gustaría disfrutar de una relación amorosa y sexual satisfactoria durante el mayor tiempo posible.

Hay otra gran diferencia, los nobles indios apenas se ocupaban del deseo femenino, las mujeres eran poco más que objetos destinados al placer de los hombres, esto no significa que se pase por alto el placer femenino pero se considera como la expresión del bien hacer masculino, hay páginas enteras dedicadas a explicar como estimular y favorecer el goce de la mujer, incluso se aconsejan posturas específicas para que las mujeres alcancen su placer.

Esto tiene una fácil explicación: en aquellas épocas se creía que las mujeres insatisfechas sólo concebían hembras y para las castas guerreras los varones eran imprescindibles para su supervivencia, el dominio sexual del hombre sobre la mujer se expresaba a través del orgasmo femenino que favorecía el yin o parte masculina de la mujer. La mujer sin orgasmo se vuelve yan y solo concibe niñas, pero esto no es todo, en realidad es un libro de buenas costumbres aunque algunas de ellas nos resultan bastante chocantes; como el arte de enseñar a hablar a los estorninos o el uso de los abanicos, pero otras como el arte de los perfumes, la música o la comida siguen hoy de plena actualidad y de eso y de besos, abrazos, mordiscos, caricias y por supuesto de posturas va a tratarse en estas croniquillas de verano.